Hoy quiero mostraros una preciosa ilustración interior del próximo libro de la saga La Orden del Sol ^^ En ella podemos observar a los cinco fundadores de la Orden.
Os dejo un trozo de texto para que les vayáis conociendo:
Emprendieron juntos un
viaje al reino de Navarra, en busca de aquel noble que podría
ayudarles en su búsqueda. Transitaron caminos poco seguros, pasaron
noches a la intemperie, comieron poco en ocasiones... Mas todo lo
afrontaron al saber que atrás nada les aguardaba y hacia delante era
todo lo que poseían.
Una vez llegaron al
hogar de Arriazu, Miriam se presentó como sobrina de Montalvo; el
recibimiento por el noble Navarro no se hizo esperar. Un hombre alto,
de cabellos castaños, obeso, barbudo y de rostro bonachón, les
recibió con gran alegría; preparando una gran cena en la que
pudieran hablar a solas. Cuando Miriam le narró la trágica muerte
de su tío, su rostro se ensombreció.
- Decidme, ¿tenéis lo que vuestro tío custodiaba? -fue su primera pregunta.
- Así es.
- ¡Magnífico, magnífico! Sois una joven muy valiente.
- Me complace vuestro entusiasmo, mi señor, no obstante, debo admitir que Dios dispuso en mi camino valiosa compañía.
El noble Navarro
observó a la mujer que engullía con ansia su cena, y al soldado de
rostro adusto que apenas la probaba. El adjetivo de «valiosa» no le
pareció muy acertado, pero decidió no discutirlo. Los pensamientos
de todos eran comedidos, razón por la que intuyó que los tres
conocían su habilidad en captar las ondas mentales que emitían.
Aquello no le satisfizo.
- El mapa será puesto a buen recaudo, de nada debéis preocuparos -habló de nuevo el noble-. Sentíos en vuestro hogar el tiempo que preciséis.
- Mi tío me instó en no separarme del mapa, mi señor, fue su última voluntad y la cumpliré -aseguró sin vacilar Miriam-. Por ello, sabed que tenéis a una persona más que os ayudará en su resolución.
- Tres -corrigió Torralba-. La señora Eularia y yo deseamos colaborar en la empresa.
- Disculpadme mis queridos invitados al no poder aceptar vuestro ofrecimiento, mas estad seguros que agradezco la colaboración. Por desgracia, ninguno tiene nada que ver con el mapa ni con la Orden que lo custodia.
- ¿Os referís a la Orden de la que apenas quedan miembros vivos? -replicó Miriam- Samarac ha hecho una gran labor destruyéndola... A pesar de ello, ¿os negáis a aceptar la ayuda de tres personas que, al igual que vos, poseen dones útiles para resolver el enigma del mapa y, con suerte, lograr reconstruir la Orden a la que pertenecéis?
- ¿Por qué os interesaría ayudarnos en una misión casi suicida?
- Fue la última voluntad de mi tío y él me dio todo cuanto tengo y soy; mi conciencia me exige el cumplimiento de mi deber para con él.
- Eso no es suficiente -el hombre miró con atención a la joven-. Si queréis entrar en la Orden del Sol necesitáis una razón mayor que la devoción por vuestro tío.
- No solo el amor me mueve, no os confundáis mi señor. Librar al mundo del monstruo que le arrebató la vida es otra razón.
- Sabias palabras, querida, y nada me place más que escucharlas -sonrió complaciente antes de entornar sus ojos hacia el soldado- ¿y vos, noble caballero?
- He realizado sendas obras de las que no estoy orgulloso, antes de morir, quiero hacer algo que no me llene de vergüenza -explicó-. Mi razón es la redención.
- ¿Y vos, señora? -la mujer tragó el bocado que dio al muslo de pollo antes de hablar.
- Me han hablado de las criaturas que combatís y Dios sabe que lo último que deseo en el mundo es toparme con una de ellas -el noble Navarro encarnó una ceja-. Pero mi destino era morir quemada y Dios ha querido brindarme una nueva vida, la cual acepto y haré todo cuanto esté en mi mano por ayudaros.
- Creo, mi buen amigo, que sus razones son suficientes -habló un hombre que se hallaba oculto al fondo de la estancia; todos se sobresaltaron al oírle. El noble Navarro sonrió e hizo señas para que se acercara.
- Os presento a mi buen amigo Cabrera, uno de los pocos miembros de la Orden que aún respira.
- ¡Y Dios quiera que por largos años más! -agregó el susodicho.
Miriam no tardó en
descubrir que aquel hombre también tenía un aura especial. Cabrera
se llenó la copa de vino sin posar sus manos ni en la copa ni en la
jarra. Todos quedaron sorprendidos, salvo el noble Navarro, por
supuesto, que conocía a la perfección la habilidad de su amigo en
mover objetos con la mente.
- Lo cierto es que mi buen amigo y yo somos los únicos supervivientes con dones, de una masacre que lleva realizándose varios años atrás. Que tres insensatos se unan a nos ¿debe de ser tomado por una señal de buenaventura o simplemente locura?
- ¿Cómo ha logrado ese tal Samarac diezmar vuestro número en tan poco tiempo?
- Con un gran empeño y ansia por hallar lo que busca.
- El mapa.
- Entre otras -murmuró misterioso el noble Navarro-. Lo primordial es descubrir lo que él tanto ansía, y Dios quiera que sirva para resolver inmensa incertidumbre.
- Sed por tanto bienvenidos, mis locos amigos, a una Orden al borde del abismo -agregó con buen humor Cabrera.
Miriam
sacó el mapa y juntos trataron de resolver su enigma. Mientras
Samarac y sus secuaces les perseguían, los cinco lograron hacerse
con el tesoro y reconstruir una organización próxima a su muerte.
Poco se conoce de dicha Orden antes de ellos, razón por la que
fueron bautizados como las cinco familias fundadoras de la Orden del
Sol.
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