Hace días superamos los 2000 seguidores en la página de La Orden del Sol en facebook ^^
Y, como prometí, subí un pequeño trozo del próximo libro en la página. Y hoy, voy a subir un trozo del principio del libro aquí. ¡Espero que os guste!
"Una espada, ¿sirve a Dios o al Diablo?
A pesar de lo que opinaban la mayoría
de los curas que Torralba había visitado en el último mes, él
estaba convencido de que solo era sierva del Diablo. Las cruzadas
contra los invasores musulmanes, que llevaban casi ocho siglos
instalados en la península, podía vestirse de santidad -y lo era
para muchos- pero para un hombre curtido en la batalla como él, que
cargaba en su conciencia con más muertes de las que era capaz de
recordar, la santidad se volvía tan invisible como el Dios por el
que luchaba.
Torralba había perdido su fe, a pesar
de ello, continuaba peregrinando de iglesia en iglesia, confesando
sus pecados al sacerdote de la misma, siempre con la vaga esperanza
de que hallaría uno que le diera un consuelo real, un perdón que
pudiera permitirle estar en paz.
No fue hasta llegar a una humilde
iglesia en las tierras de Castilla que dio con el hombre que
cambiaría su vida para siempre.
- Perdonadme, padre, porque he pecado -comenzó así Torralba narrando sus innumerables crímenes en el fragor de la batalla.
El sacerdote escuchó atento, sus ojos
fijos en Torralba. Una vez hubo relatado todo cuanto recordaba,
aguardó la penitencia del sacerdote y las palabras de consuelo
recordándole que, gracias a soldados como él, ahora la península
estaba libre del dominio musulmán. Mas nada de eso fue lo que le
dijo.
- Sois un hombre con un pasado que os atormenta, sin mujer, ni padres, ni hijos que os aguarden... solo vuestra culpa os acompaña día y noche -sintetizó lo contado por el guerrero-. Lo siento, hijo mío, no puedo cambiar vuestro pasado, no puedo borrarlo de vuestra mente y, por más «padres nuestros» que os imponga que recéis, él continuará ahí.
Torralba abrió los ojos en desmesura,
sus palabras, por más verdaderas que las encontrara, le dolieron con
fuerza y sorprendieron más aún.
- ¿No me dais vuestro perdón, padre?
- Dároslo o no hacerlo supondría la misma diferencia -arguyó, sin dejar de mirar los ojos del aturdido soldado-. Buscáis en cada iglesia un perdón que no sois capaz de daros a vos mismo, razón por la que ninguna palabra de aliento os servirá.
- ¿No hay esperanza para mí?
- Si vos buscáis redención, sin duda la hallaréis -el sacerdote miró con mayor intensidad al soldado-. Me habéis narrado muchas batallas, mas el secreto de vuestras victorias no lo habéis desvelado.
Los ojos de Torralba volvieron a
abrirse llenos de sorpresa. Él jamás contaba que poseía un don que
le había permitido sobrevivir tantos años de batalla en batalla.
- Habladme de vuestro don sin temor, hijo mío.
La inquisición se instauró unos pocos
años atrás, pero el temor que desprendía se había propagado por
todas las tierras de Castilla y Aragón. Sin embargo, Torralba sintió
que podía confiar en aquel enigmático y poco común sacerdote.
- No sé mucho de él, padre, solo que me permite salir airoso de mis enemigos. Cuando me veo muy cercado por ellos, soy capaz de desaparecer ante sus ojos para reaparecer tras ellos y acabar con sus vidas -confesó sin temor, pues si le denunciaba a la inquisición sus días de tormento acabarían en la hoguera-. ¿Creéis que soy un brujo?
- No, o por fuerza tendría que creer lo mismo de mí.
Torralba contempló al sacerdote con
intensidad, mientras éste le revelaba su capacidad para ver cosas de
las personas que nadie más percibía: sus auras.
- No puedo cambiar vuestro pasado, ni vos tampoco, pero podéis cambiar vuestro futuro y dirigirlo hacia el hombre que queréis ser. Si os interesa, reuniros conmigo hoy a media noche. Llamad tres veces y os abriré.
Torralba no pudo sentirse más
intrigado ni más lleno de expectación. Aguardó a la hora
concertada para regresar a la iglesia, sin embargo, la puerta ya
estaba abierta, haciendo innecesario los tres golpes que el sacerdote
pidió que diera. Extrañado, cruzó el umbral. Segundos después,
desprendió de su funda la espada al descubrir una Virgen hecha
pedazos en el suelo. Sus ojos inspeccionaron la iglesia deteniéndose
en el altar, donde se hallaba un cuerpo desangrado. Torralba se
acercó con prontitud para descubrir al extraño sacerdote medio
muerto."
¡Ya falta muy poco para que salga a la venta el libro! :D
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